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martes, 16 de octubre de 2012

PROFUNDA Y OSCURA NOCHE



PROFUNDA Y OSCURA NOCHE

No  puedo dormir. Hace unas horas me ha llamado Sebastián Terrada para decirme que los dos compañeros Tomás y Joaquín siguen debilitándose y han sido hospitalizados por enésima vez. Su digna actitud, su valiente protesta materializada en una huelga de hambre de veintidós días  puede llevarlos a un fatal desenlace.

Para algunos  que tienen a buen recaudo- por ahora-  su cartera, el sueldo,   la pensión o  su renta, jugarse la vida de esta manera es frivolidad. Estas personas no se imaginan, entre los dulces efluvios de sus vidas a cubierto, el negro túnel que el parado ve más allá de una radical y cruel decisión empresarial. Pensarán, además, que si han sido promotores de una huelga, les está bien empleado. En tiempos de crisis, hay que ser muy prudentes. Da igual que la empresa UTE SUI COINTER lleve tres años sin cumplir el convenio colectivo.  Deben tragar todo lo que los mercados, los bancos, los financieros y algunos de sus colaboradores, los políticos les están echando encima,   como están tragando tantos hombres y mujeres de este país que ven volatizarse sus ilusiones forjadas en años de sacrificio y esfuerzo: aquella vivienda que se compró bajo los mejores auspicios y ahora se ha perdido gracias al “banco amigo”; el trabajo que proporcionaba estabilidad y calidad de vida a toda la familia y una vez perdido ha puesto a todos sus miembros al borde del disparadero;  aquellos  padres  que llevaba feliz a su hijo al centro de integración  y, al  cerrarse  por falta de subvenciones, ven como se ha roto el proceso formativo, fruto de sus desvelos, de la labor de  profesores , monitores y de los mismos chicos…

En esta rueda del infortunio, Joaquín y Tomás han dicho basta. No pasa por sus cabezas  volver a casa sin nada que ofrecer a sus mujeres e hijos. ¿En qué ha quedado tantos años del duro y a veces no muy agradable trabajo de basurero?

 ¿Es que unos sesudos empresarios pueden disponer de la vida, del futuro de  dos personas, que sólo tienen como únicos ingresos un  salario a cambio de vender, muchas veces, en condiciones indignas, su fuerza de trabajo? ¿Dormirán hoy  a piernas sueltas tras las infructuosas negociaciones de los sindicatos, mientras dos personas, que dependen de ellos se están jugando la integridad física y mental en una huelga de hambre, que parece no  conmover  sus entrañas, a pesar de que mañana puede ocurrir un fatal desenlace?

¿Se intranquilizarán  en esta noche profunda y oscura de nuestros ánimos, los políticos que tienen en su mano, con una palabra, una actitud o una advertencia dirigida a los directivos de la empresa, la posibilidad de acabar con tan angustiosa pesadilla que dura ya veintidós días?

¿Estarán preocupados y, quizá apesadumbrados, los miembros del equipo de Gobierno municipal, sabiendo como saben el poder que detentan y que no lo están poniendo al servicio mediador de la solución de tan grave problema?

¿Cómo va a aceptar el sufrido pueblo gaditano una posible muerte, que se uniría a la ya larga cadena de tristezas y angustias de nuestra ciudad, a la cola del desarrollo económico y a la cabeza del paro en España y en Europa?

¿Aprovecharán la ocasión  tirios y troyanos  para tirarse los platos a la cabeza, mientras la vida se les va de las manos a nuestros compañeros? La vida, esa vida que nos están exprimiendo poco a poco en beneficio del dios dinero.

Todavía estamos a tiempo. Rectificar no sólo es de sabios sino de personas magnánimas que valoran más la paz de sus conciencias que el afán de mantenerse en férreos criterios y actitudes por el prurito de demostrar autoridad o de estar en posesión de la verdad. El resentimiento hacia los trabajadores por haber recibido quejas municipales sobre las deficiencias en el servicio de limpieza a causa de una huelga no durará mucho. El arrepentimiento por no haber aprovechado la ocasión perdida, una vez ocurrido algo irreparable, cubrirá como un tul negro el espíritu cerrado a la generosidad y la justicia.
Señores empresarios, sean magnánimos. Den su brazo a torcer  y verán otro día lleno de luz y esperanza. Alejen los nubarrones de la desgracia. Sean colaboradores de la vida.
Señores políticos del  Gobierno municipal, salgan a la plaza. Medien y utilicen el mejor arte de la política, la persuasión. También para ustedes habrá mañana un día esplendoroso de promesas. Lo verán en el alegre brillo de los ojos de Tomás y Joaquín, sus mujeres y sus hijos, felices por haber recuperado una parte preciosa  del tesoro escondido del Evangelio, en el siglo XXI: el bendito trabajo, tan necesario y, a la vez, tan escaso.

Francisco González, Presidente diocesano de la HOAC de Cádiz y Ceuta.

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